viernes, 6 de junio de 2014

Los brutos de Maracena

Ahora que lo escribo veo que Los brutos de Maracena sería un título estupendo para una obra de teatro, pero lo de hoy es otra historia.

En la primavera de 2011 tenía una carpeta en la estantería de mi habitación en Londres sólo para proyectos. Empecé el guión de un documental del que sólo he hablado con una persona y por otro lado decidí que grabaría un pequeño retrazo de mis cuatro abuelos para guardarlo como material familiar.

Luego regresé a Madrid y empalmé contratos de trabajo que me absorbían todos los días de la semana. Y ahora trabajo sólo de lunes a viernes pero con un horario horrible que me ha consumido la neurona y media que me quedaba. Excusas. Ni he grabado el documental ni a mis abuelos.

Y esas son las espinas que se te quedan para siempre. En octubre del año pasado, cuando mi abuelo empezó a estar torpe, empecé la primera grabación. Estuvimos en su casa haciendo jabón casero y les grabé también mientras mi abuela hacía torrijas. Se notaba que algo fallaba y desde ese mes fue un no parar. No hubo más vídeos.

En marzo de este año empecé a hacer backup de fotos y vídeos, pero faltaba una carpeta, "brutos maracena" (maracena es su calle). Después de un mes dándola por perdida, la encontré. La había guardado tan bien que ni me acordaba de dónde la había puesto. Marzo fue también el mes en el que nos dijeron que mi abuelo estaba sentenciado.

Los brutos de Maracena contienen varias horas de grabación de esas que no sabes cuándo podrás abrir ni a montar. La moraleja es que nunca dejes algo sin hacer.

*Pachasco es una de las expresiones que más decía. No dejéis de decirla


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