lunes, 27 de diciembre de 2010

Navidad en Madrid

Madrid recibe cada año más y más visitantes. De hecho, hace poco escuché que fue una de las pocas ciudades españolas que, a pesar de la crisis, había mantenido el número de visitantes que venían a conocerla. Hoy nos ha tocado cumplir con la tradición y dar el típico paseo por el centro para ver un poco el ambiente navideño y, como siempre, ha estado genial. Desde hace mucho creo que uno de los mejores momentos del año para conocer Madrid es en navidad. Anochece pronto y por la noche la ciudad gana bastantes puntos, así que con las luces navideñas aun más. Hace frío, pero bien abrigado se pasea mucho mejor que con calor de verano, y además el frío invita a entrar en cualquier sitio para comer y beber algo. Mmmm, tapitas!
 Nosotras hemos empezado el recorrido en Sol, y de ahí directos a Cortilandia. A lo mejor es que ya me estoy haciendo mayor, pero Cortilandia ya no es lo que era... decorados inmóviles, mala iluminación, un sonido terrorífico y unas canciones infumables. Nos hemos ido antes de que acabara porque no nos estábamos enterando de nada. ¿Dedicarán poco presupuesto o la empresa contratada para hacerlo usa poco su imaginación?
Después de la estampida hemos subido a la Plaza Mayor para ver los puestos. Aquí sí, un diez. Desde hace un año o dos los barracones han sido sustituidos por unas casitas "del abuelo de Heidi" preciosas. Además, las luces con forma de rosetón y el tiovivo que han instalado le dan el puntito de humanidad que a veces le falta al centro.

Buscando regalos hemos callejeado por los alrededores de la calle Mayor hasta llegar al Mercado de San Miguel, genial para unos pintxos (algo caros, pero geniales). Y si no vas con idea de pagar 3 euros por un bocado, da igual, solo la vista ya alimenta. Fuera, en soobrecero pizzas, nos hemos tomado una porción para entrar en calor y hemos dado un paseo hasta llegar al Palacio Real. Allí, en los jardines del Cabo Noval hemos escuchado un concierto de Gospel de la mano de Black Light. ¡Brutal! Sin palabras. Escuchas a estos tipos y te preguntas cada día por qué ellos cantan así mientras a tí te salen gallos hasta para pedir la vez en la pescadería...
Para rematar, hemos terminado en el mercado de artesanía de Plaza España. Es enoooorme y techado, lo que con este frío se agradece. Bastante variedad, aunque predominan los puestos de bisutería. Pero todo precioso y adaptado a todos los bolsillos.
Si no tenéis planes os recomiendo que os paséis por el centro. La verdad es que estas semanas hay bastantes cosas para ver. En este enlace podéis descargaros el programa oficial de actividades organizadas por el ayuntamiento. De aquí a que terminen las navidades queda lo mejor, la cabalgata de Reyes del día 5, que yo me perderé por estar currando. Que lo disfrutéis.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain

Los trayectos en metro de las dos últimas semanas han sido más dulces. Después de terminar Persépolis me apetecía leerme algo infantil que siguiera con el tono de Marjane Satrapi. Encontré en la estantería un ejemplar de Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain. En la contraportada tenía una dedicatoria de mi tía; me regaló el libro cuando cumplí nueve años y yo, por lo gordo que era, lo condené a acumular polvo. Luego, cuando me llamaba por teléfono, me preguntaba si me había leído ese y el de Tom Sawyer pero no, nunca los leí, me parecía que tenían unos nombres muy raros y que de ahí no podía salir nada bueno.

La verdad es que es de lo mejor que he leído este año (que tampoco ha sido mucho, la verdad). Me ha recordado a los libros de Los Cinco de Enyd Blyton, que me encantaban porque los niños no paraban de tener aventuras. Por entonces yo era hija única y me aburría como un hongo, y en el ratito de entre las nueve y media y las diez leyendo pensaba que tal vez algún día todo aquello me pasaría a mí...
Ilustración de la primera edición del libro
Sin embargo, me alegro de no haberlo leído con nueve años, porque no habría entendido casi nada. Huck es un crío increíble, con un padre borracho que le pega cuando se ha fundido todo. Acogido por la señorita Watson, solo piensa en escaparse de la encorsetada vida social de su pueblo y vivir en el bosque, fumar en pipa, y andar descalzo sin zapatos que le aprieten. Un día finge su propia muerte y se escapa río abajo, donde se encontrará con Jim, el esclavo negro de la Srta. Watson que huye por miedo a ser vendido a una de las plantaciones del Sur.

Lo que para Huck no deja de ser una aventura en su balsa y con su negro, como él dice, nos permite conocer la realidad de los americanos del norte a mediados del siglo XIX con la esclavitud como telón de fondo. El propio Huck se enfrenta a la moral de la época al ayudar a un esclavo a ser libre. Y es que los personajes de Jim y Huck formarán la columna vertebral de la historia con temas hoy vigentes, ciento veinte años después.
Mark Twain, el autor
Y precisamente ahora que termino de escribir el post veo que el periódico ADN ha dedicado hoy las páginas centrales al lanzamiento del primer tomo de la autobiografía del autor, Mark Twain, todo un referente de la literatura americana. 

jueves, 2 de diciembre de 2010

Televisores LCD y LED

Si estás pensando en cambiar tu vieja tele o simplemente quieres saber qué diferencia hay entre los distintos tipos de televisores que hay ahora mismo en el mercado es probable que te interese este post. En la actualidad hay una gran variedad de televisores, tamaños y calidades. Seguro que te suenan las siglas LCD y LED, pero conocer los rasgos que las distinguen es un poco farragoso, así que os contaré algunas de las características que más las diferencian.

Para empezar podemos decir que mientras que en las tradicionales televisiones de tubo y en los plasmas los píxeles que forman la imagen son independientes entre sí y se iluminan por sí solos, en los LCD y los LED los píxeles son también independientes, pero no se iluminan por sí mismos.

En un LCD la luz que ilumina los píxels es generada por lámparas fluorescentes. Cuando al ver una peli, por ejemplo, una escena está a oscuras, los píxeles "se cierran", pero la luz siempre sigue encendida. Por eso se dice que en un LCD los negros nunca son negros, algo que merma bastante la calidad de imagen.
Podríamos simplificar un poco la explicación diciendo que un televisor LCD y uno LED son prácticamente iguales, ya que el LED es la evolución del primero. Se asemejan, por ejemplo, en el grosor (8 o 9 cm de media); sin embargo estas similitudes solo se dan en sus versiones más básicas. El rasgo que les diferencia es que el LED supera al LCD en algo simple y eficaz: en él las lámparas fluorescentes son sustituidas por diodos, más pequeños y precisos a la hora de llenar la pantalla de luz.
Ejemplo de diodo
La mayor parte de las marcas han desarrollado el LED más básico y el LED Plus. Estos sistemas tienen los puntos de luz repartidos alrededor del marco de la pantalla (iluminación lateral), por lo que cuanto más nos alejamos de los extremos menos luz tendrá nuestra imagen.

En el caso del LED Full Slim (pongo el caso de LG porque es el que conozco) los diodos LED son cuatro veces más numerosos que en tecnologías anteriores, en una pantalla con un grosor de 1 cm, y están repartidos por toda su superficie en pequeños paneles independientes, de forma que solo se iluminará la parte de la pantalla que contiene imagen. Por lo tanto, consumen menos electricidad, mejoran el contraste y los negros serán siempre más puros. A pesar de la mejora en la retroiluminación, siempre se escapará algo de luz, pero será mucho menor que en el resto de sistemas.

Un nuevo tipo de LED, el Nano Full LED, empezará a comercializarse a principios de año. Esta nueva tecnología distribuye una cantidad aun mayor de puntos de retroiluminación por toda la superficie del televisor, mejorando el contraste, la nitidez y la claridad de las imágenes.

En posteriores actualizaciones veremos los distintos sistemas de televisiones 3D adaptadas al uso doméstico.