miércoles, 8 de enero de 2014

Sexta etapa: Santa Clara y Cienfuegos



Como de costumbre, casi se me olvida contar algo y es la historia del taxista que corrió con Pantani. Pero eso luego.

Llegamos a Santa Clara tras dejar a los opositores de noche. El hotel Los Caneyes, el peor del viaje, nos sopló 13 dólares por cenar pseudocomida. Suena barato pero es el sueldo mensual de un cubano. Y que lo cobre un hotel estatal da mucha vergüenza.

Por la mañana nos acercamos al Mausoleo del Ché. Como ves, he tardado cinco etapas en hablar de él pero aquí le tienes. También te digo que si sus familiares cobrasen por derechos de autor vivirían del cuento porque se le idolatra como a una deidad. 


El señor se empeñó en salir en todas las fotos

Le doy la razón

Santa Clara no tiene mucho que visitar (o yo no lo busqué), pero merece la pena pasarse por el tren blindado que descarrilaron los rebeldes convertido en un museo al aire libre. Por cierto, gratis, porque si en una cosa Fidel ha sido capitalista es en cobrar la entrada en cada uno de los museos de la Revolución que hay en cualquier lado.


Me falla el pistacho, pero creo que ese mismo día montamos en el coche a un profe de universidad especializado en literatura española al que le encantaba Lorca. Él mismo nos confirmó que en las fábricas echaban agua a la leche y al jugo también. ¡Así nos sabía todo de raro! Se quedó con nuestro email "por lo que pudiera pasar", y a buen entendedor...  Y creo que también de camino a Cienfuegos cogimos a una madre y su hija. El médico les había dicho que la hija tenia tiroides y les daba terror el tratamiento. Iban a inyectarle la medicina con la aguja familiar, porque en Cuba o llevas la jeringa o no hay para pincharte.

Por cierto, Cienfuegos mola. Es una ciudad preciosa y colonial y donde se nos acercó un coco-taxi para enseñarnos la ciudad. El tipo era un fideo pero tenia fuerza para montar a dos, e incluso tres personas en el triciclo. Y hablando de la fuerza que tienen nos contaba que hace años, en una visita a Cuba del ciclista Pantani, corrió con él en una carrera: Pantani con su bici de competición y él con lo que pudo. Formaba parte del equipo nacional y, según él, nunca quiso doparse por lo que se quedó en la isla y acabó trabajando con su rick-shaw.

También nos habló de la burbuja inmobiliaria en Cuba. Muchos turistas quieren invertir en casas previendo la caída del régimen pero no pueden comprar a menos que se casen con una cubana, asi que eligen la vía rápida: las jineteras (prostitutas). Desde hace poco es legal comprar viviendas y los precios rondan los 20.000€, ahí es nada.

Esta plaza era genial. Lástima que no tirase una general
¿Y a qué suena Cienfuegos? A Camilo, otro de los mártires de la Revolución. La Revolución no sólo cambió de las avenidas sino también los de las provincias, como en este caso. Capítulo aparte merecen los medios de comunicación: si desconfío del 98% de prensa impresa te puedes imaginar que no iba a pagar un peso por el Granma. Mejor era poner la radio: Radio Reloj es la encargada de dar la hora. Las musicales ponen de todo: temas de los cincuenta, clásicos del rock y mucha, mucha, MUCHA música de España. Escuchar a Estopa y Jarabe de Palo por los Topes de Collantes fue un puntazo pero, ¿como te quedas si la siguiente que suena es Como una ola o Libre de Nino Bravo?


Entre tema y tema recordaban el aniversario de no sé qué batalla o el triunfo de un país con el que Fidel había colaborado (véase Angola). Aquellos días rememoraban Bahía de Cochinos y Hugo Chávez acababa de morir, te puedes hacer una idea. Más que radio con propaganda era propaganda con radio y el mejor ejemplo es Radio Rebelde.

En el tramo hacia Bahía de Cochinos subió un matrimonio con el seso lavado por el Señor que no paraban de hablar de los cultos y más tarde subimos a un vecino suyo conductor de ambulancia. Habia hecho 80 kilómetros en autostop para conseguir el aceite de la furgoneta y regresaba al anochecer. ¿Os imagináis que en la oficina tuvieseis que ir a Ávila a por folios? Esto también es Cuba. Al final fueron muy salaos y nos recomendaron cenar en la casa de Chuchi. LA OSTIA! La casa era un paladar (un restaurante que no es propiedad del gobierno) y nos pusimos finos. No fue barato, pero comimos muy bien. De hecho Isma cenó un guiso de cocodrilo. madredelamorhermoso.




Y las ranas. Llegamos al hotel, no nos podían dar habitación porque las baratas seguían sin limpiar a las siete de la tarde (nos dieron una superior por vagos) y nada más entrar al cuarto sale disparada una rana. Sí, una r-a-n-a. Nos dicen que entran por las ventanas, vamos a cerrarlas y aparece otra en el marco. Y otra en la cortina. Cazar una rana no es fácil, así que me metí en la cama y me tapé hasta la cabeza. Deleitaos imaginando cómo me levanto para ir al baño y piso una rana muerta tiesa y negruzca :p 

Os dejo con un poquito de propaganda de las carreteras cubanas.
Una reflexión profunda

Aquí tienes las etapas anteriores y os recomiendo La odisea cubana de Andrés Serrano (VICE). ¡Salud!